Viernes 18 de Noviembre.
Por fin volvemos a Calseca para reanudar las exploraciones en la Torca de las Ventanas. Han
pasado casi tres semanas desde nuestra última incursión, en el puente de todos
los Santos. Aquella vez el mal tiempo no nos permitió muchos avances, solamente
descender y topografiar el pozo Homer, que resultó ser de 125 metros. Un pozo
admirable por sus grandes dimensiones y sus pulidas formas.
En la base de este pozo
es donde quedó la punta de exploración, a -240 metros. Allí nos
esperaban dos nuevos pozos como posibles continuaciones de la torca. Ahora
volvemos con la determinación de continuar las exploraciones y descender lo
máximo posible, con la esperanza de llegar a encontrar un nivel de galerías
debajo de la Garma
del Ciervo.
Salva, Alberto y yo somos
los primeros en llegar. Un poco más tarde aparecen Jordi Carretero, Lluis, Xavi
y Albert . Nos ponemos a hacer planes para el día siguiente, y
decidimos dividirnos en dos grupos para ser más ágiles y acometer tareas
diferentes dentro de la torca.
El sábado a las nueve de
la mañana sale el primer grupo hacia la Torca de las Ventanas. Se trata de Carretero,
Lluis, Xavi y Albert. Su objetivo es llegar a punta y descender los pozos
siguientes para buscar la continuación. Salva, Alberto y yo entramos dos horas
más tarde, reinstalamos el pozo de 50 para apartarlo de la caída de agua y seguimos
descendiendo. Después colocamos una lona de pvc para retener las posibles
piedras sueltas en la rampa que da acceso al pozo Homer. Una vez hecho esto, y
después de comer algo, empezamos a descender el pozo Homer, pensando que
nuestros compañeros ya estarán mucho más abajo, descubriendo nuevos pozos.
Para nuestra sorpresa,
según estamos bajando vemos a Xavi en una ventana, unos seis metros por encima
de la base del pozo. Una vez más, la torca vuelve a hacer honor a su nombre.
Xavi nos cuenta que han descendido los dos pozos de abajo, pero ambos se
cierran, uno a treinta metros y otro a quince, aproximadamente. Cuando ya
estaban asumiendo el final de la exploración, se fijaron en una posible ventana.
No tenía mucha pinta de continuar, pero al ser la única posibilidad, Carretero
se puso a escalar hasta llegar a ella. Daba a un paso estrecho y medio
obstruido, pero lanzando piedras pudo comprobar que al otro lado había un gran
pozo, tal vez de 50 o 60
metros. Los que esperaban abajo no se lo creían, hasta
que lanzó una gran piedra y pudieron oírlo ellos mismos.
Así que al llegar Alberto, Salva y yo, ellos ya están pasando el paso estrecho y empezando a descender el pozo. Para no amontonarnos allí dentro, nos ponemos a preparar un té y esperar.
Un tiempo más tarde les
oímos regresar. Estamos inquietos por escuchar lo que han encontrado, pero sus
caras lo dicen todo. Esto se ha acabado.
Nos cuentan que el pozo
efectivamente desciende unos 50 o 60 metros, pero luego no hay nada más, ninguna
posibilidad de continuación. Solamente Carretero ha visto una posible ventana…
no muy clara… Nos dicen que echemos un vistazo nosotros a ver si nos parece una
continuación posible.
Mientras ellos empiezan a
ascender el pozo Homer, camino del exterior, nosotros vamos subiendo a la
ventana y pasando por el paso estrecho. La verdad es que resulta bastante incómodo
de pasar, pero un poco después ya estamos los tres descendiendo el nuevo pozo,
y mirando hacia todas partes sin parar, buscando cualquier resquicio que nos
pueda dar una esperanza.
Efectivamente, unos 35 metros más abajo, en
una pequeña repisa, veo a mi izquierda una grieta. No parece nada relevante,
pero por si acaso tiro una piedra. Imagino la cara que se me quedaría al oír
que la piedra caía, golpeaba contra las paredes y seguía cayendo. Le calculo al
menos 60 metros.
Se trata de una ventana que requiere una pequeña desobstrucción, pero se ve que
enseguida se ensancha.
Ya mucho más emocionados,
seguimos descendiendo el pozo y terminamos la topografía. Luego, al subir, nos
fijamos en la posible ventana que decía Carretero. Lanzamos unas piedras y
conseguimos que una caiga dentro. Efectivamente, la piedra cae. Tal vez unos 20 metros.
Poco a poco vamos
saliendo al exterior de la torca, con la ilusión de saber que aún nos quedan
dos ventanas por explorar. Y ya sabemos que en esta torca, las ventanas están
llenas de sorpresas…
Victor Gayol
Espero que tengáis suerte y en cualquier momento abráis una de esas ventanas y os asoméis a las grandes galerías fósiles que os esperan bajo esta torca.
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